
Fusiles de asalto y pistolas 9 milímetros: detrás de arsenal incautado en Cali hay un exasesor de la Secretaría de Seguridad
Ni encaletados ni enterrados. Fusiles de asalto Colt AR-15 y M-16 americanos, pistolas 9 milímetros Glock, Pietro Beretta y Jericho, miras telescópicas, proveedores, supresores de sonido, esposas, fundas y hasta 95 partes de armas fueron encontradas el pasado domingo en una oficina ubicada en el edificio Cavour ubicado en el barrio Gran Limonar, al occidente de Cali
Según autoridades locales, el poderoso y moderno arsenal, la mayoría procedente de Estados Unidos, estaba en una especie de exhibición privada en donde era alquilado y vendido al mejor postor, incluido el frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc y varias bandas criminales que operan en Cali y en varios departamentos del suroccidente del país.
Su poder y procedencia no solo tiene inquietas a la Policía, al CTI y a la Alcaldía de la capital del Valle, sino, además, a agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF por sus siglas en inglés).
Se estableció que una delegación de esa agencia está tratando de establecer cómo ese armamento salió de Houston y Miami (en vuelos de carga y comerciales) y terminó en un barrio de clase media de Cali al servicio de organizaciones criminales.
“Están verificando la huella balística para hacer la trazabilidad de las armas y establecer su procedencia y si, además, fueron usadas en homicidios, masacres e incluso tomas guerrilleras”,. Y agregó que agentes del FBI adelantan labores similares en otras ciudades como Medellín y Bogotá ante la presencia de armas con características similares a las incautadas el pasado lunes.
Lo que hasta ahora se sabe es que la supuesta fachada del negocio criminal en Cali era una oficina de asesorías jurídicas, a la que llegaban clientes para tramitar licencias fraudulentas de porte de armas de fuego e incluso para alquilar los fusiles con mira telescópica y las pistolas.
“Estamos verificando si un permiso de porte de armas que se le incautó al capo ‘Chingapipe’ fue obtenido fraudulentamente en esa oficina”.
Además de la incautación del arsenal, tras el operativo fueron capturadas ocho personas que completan varios días en audiencias concentradas de legalización de capturas, imputación de cargos y medida de aseguramiento.
Si bien sus nombres no han sido revelados, se tuvo acceso al expediente y estableció que varios de ellos tienen anotaciones por extorsión, falsedad en documento público y amenazas.
Sin embargo, la atención se centra en un exsargento primero del Ejército, quien estuvo 21 años en las filas y se retiró hace nueve. Se trata de Argemiro Cruz Astudillo, de 48 años y oriundo de Cali.
Se estableció que en el mismo edificio, Cavour, Argemiro Cruz tenía una empresa de asesoría jurídica llamada Asesorías Cali SAS.
Según los documentos en poder de la Fiscalía, la empresa fue abierta el pasado 27 de enero en la Cámara de Comercio de Cali con un capital de 40 millones de pesos.
Y como objeto de la firma aparecen asesorías en derecho penal con énfasis en criminalística y ciencias forenses. Incluso, consultorías en seguridad privada.
Y aunque el exsargento Cruz Astudillo es el único accionista de la firma, Kevin Anthony Cruz Arce, otro de los capturados en el operativo, funge como representante legal suplente.
Los allegados a Cruz Astudillo, que aseguraron que era un comerciante y tramitador de documentos legal y que todo se trata de una equivocación: “Así lo van a demostrar”.
Contratos y renuncia
Pero el dato más llamativo es que, antes de abrir su empresa, el exsargento prestaba asesorías jurídicas para entidades del Cali.
En efecto, se estableció que Cruz Astudillo fue contratista de la Secretaría de Seguridad en 2021.
Le aparecen dos contratos con esa Secretaría que suman 14 millones de pesos. El primero data de agosto de 2021 y tenía como objeto la prestación de servicios profesionales a la Subsecretaría de Inspección, Vigilancia y Control, dentro de un proyecto de buenas prácticas de seguridad en establecimientos de comercio nocturnos de la capital del Valle. Para ese momento, se registraba el llamado estallido social que golpeó a Cali.